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El invento de una niña para que su abuela no se olvide de ella
El Alzheimer es una de las enfermedades neurodegenerativas más temidas y misteriosas. Sus síntomas principales son los problemas de memoria, los cambios en el comportamiento y, más tarde, la pérdida de la noción de identidad.
Con el avance de la enfermedad, las personas olvidan datos simples como su nombre y el de sus familiares, dejan de reconocer rostros, o se olvidan de lo que acaban de hacer. En las fases finales de la enfermedad, incluso pueden olvidarse funciones básicas del cuerpo, como tragar.
Emma Yang es una niña de 12 años nacida en Hong Kong que conoció esos síntomas de cerca, porque su abuela contrajo la enfermedad cuando ella tenía solo 8 años. Pero ante esta situación triste para ella y su familia, Emma no se dio por vencida y encontró una manera de mejorar la calidad de vida de todos los que padecen esta enfermedad.
La enfermedad de la abuela de Emma fue avanzando de a poco. En principio, confundía la edad de la niña; luego, los nombres de toda la familia; y finalmente, un día no reconoció a su nieta. En ese momento, Emma se había mudado con sus padres a Nueva York, y se comunicaba con su abuela mediante el celular o la computadora.
Pero además de todo esto, la niña tenía una pasión: desde muy pequeña le gustaba entender cómo funcionaba la tecnología. A los 8 años ya sabía algunos principios de programación, y hacía algunas creaciones sencillas. A los 12, estaba lista para crear una verdadera aplicación, y decidió enfocarse en un diseño que pudiera ayudar a personas como su abuela.
Luego de entrevistar a una doctora, la especialista Melissa Kramps, para averiguar sobre la enfermedad, Emma creó Timeless (Eterno), una aplicación para que su abuela no se olvidara de ella.
La niña trabajó con mucho compromiso, habló con medio centenar de personas con Alzheimer y consiguió una beca en el instituto Michael Perelstein Memorial que financió su idea.
La aplicación tiene dos herramientas principales. Una de ellas, «actualizaciones», sirve para que los pacientes puedan ver y registrar lo que hacen sus seres queridos. Los familiares pueden enviar fotografías, y la aplicación utiliza el reconocimiento facial para indicar al usuario quiénes son, en caso de que no pueda recordarlo.
La otra función, «identificar», permite al usuario fotografiar a una persona para indicarle su nombre y qué relación tiene con ella. Así pueden reconocer a sus amigos y familiares. Además, si la persona intenta volver a llamar a alguien con quien acaba de hablar, la aplicación le recuerda que ya lo hizo y le pregunta si quiere continuar con el llamado.
La aplicación tuvo muy buenos resultados con la abuela de Emma, que se mostró muy feliz cuando conversó con los medios: «No podía permitir que mi abuela se olvidara de mí, que no reconociera a mi padre, que ella misma se perdiera en la oscuridad de su mente. Ahora soy feliz. Ella sabe quién soy y sabe quién es ella.»
Ahora, Emma espera dos cosas: que la aplicación pueda salir al mercado para ayudar también a otras personas, y seguir creando aplicaciones como ésta, que ayuden a personas que están enfermas y a las familias que sufren con ellos, para que, aunque la enfermedad no pueda curarse por completo, su calidad de vida pueda mejorar y ellos vuelvan a ser felices.
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