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El equipo de innovación Jerolego (IES Jerónimo González,Sama) celebra su clasificación para la liga nacional de la FLL (First Lego League)
El Palacio de Congresos acogió el pasado 23 de enero la primera edición en Asturias de la Liga First Lego, en la que vencieron dos centros educativos de Navia y Sama
Seis alumnos del Colegio Santo Domingo, de Navia, y otros diez estudiantes del IES Jerónimo González, de Sama de Langreo, serán dentro de un mes los primeros representantes asturianos en la Liga First Lego a nivel nacional. Estos dos equipos se impusieron el pasado 23 de enero en Gijón en la fase regional del torneo, en la que los participantes, de entre 10 y 16 años, tuvieron que someter a diversas pruebas a unos robots fabricados por ellos mismos con piezas de Lego y dotados de un microordenador y varios sensores. Los grupos también tuvieron que exponer un proyecto científico, que este año debía estar relacionado con la biomedicina.
El proyecto científico del Instituto Jerónimo González fue el mejor. Realizaron una propuesta para investigar sobre el envejecimiento y el cáncer. Su propuesta es «crear bacterias a la carta, para detectar células tumorales y matarlas, mientras que en las células sanas alarguen los telómeros (el progresivo acortamiento de esta parte de los cromosomas es lo que provoca el envejecimiento) con la enzima telomerasa», explicaban ayer María de Juan y Aida Sariego, dos de las integrantes del equipo dirigido por los profesores Rosana Álvarez y Omar García.
Durante toda la mañana, el salón de actos del Palacio de Congresos vivió un espectacular ambiente, digno de un torneo que estuvo cargado de emociones. Entre el público no faltaron ni los aplaudidores de plástico ni las pancartas de apoyo a los equipos, llegados de toda Asturias. En total se contaban once grupos, que sumaban 89 participantes, desde alumnado de sexto de Primaria hasta estudiantes de primero de Bachiller. «Hay unos que son gigantes, que parece que tienen 18 o 19 años», se lamentaba Xana García, de 10 años, del equipo del Colegio Público Santa Olaya, de Gijón.
Para la competición, los robots eran colocados sobre una mesa en la que debían ejecutar varias operaciones, o el máximo de ellas que les fuera posible en dos minutos y medio. Siempre montadas con piezas de Lego, sobre el tablero podían encontrarse desde un hueso roto que había que ‘escayolar’ -colocando una pieza que uniera las dos partes- a un corazón al que había que colocarle un marcapasos o una jeringuilla que había que empujar para dejar salir los glóbulos rojos y blancos que contenía. Las máquinas no se movían con ningún tipo de control remoto, sino que los estudiantes debían programar previamente en su ‘cerebro’ los desplazamientos, giros y operaciones que debía desarrollar para cada prueba.
Sensores de luz
Los robots podían contar además con diversos sensores. Los de luz, por ejemplo, les servían para identificar y seguir las líneas negras que marcaban el recorrido hacia cada prueba o para distinguir colores en una actividad que consistía en diferenciar entre plaquetas blancas -células sanas- y negras -células cancerígenas-.
A medida que iban avanzando las rondas aumentaba la tensión entre los participantes, ya que el ganador del campeonato se aseguraba una plaza en la fase nacional, que se disputará el 21 de febrero en Bilbao. Tras la ronda clasificatoria pasaron a las eliminatorias ocho equipos, de los que salieron los cuatro semifinalistas: Jerolego, de Sama; Bataneros, de Mieres; IES Cangas del Narcea y Santo Domingo, de Navia. Fueron estos dos últimos equipos los que se vieron las caras en una final en la que se impuso el robot del equipo naviego.
Uno de los componentes del equipo ganador, Iván Larrieti, de 1º de Bachiller, reconocía que no se esperaban lograr ese primer puesto. «Fue bastante difícil, porque nunca lo habíamos hecho». Su profesor de tecnología y plástica, Jorge Carbajales, explicaba cómo desde que en octubre empezaron a recibir las piezas para construir el robot «los alumnos han ido aprendiendo muchísimo, casi sin darse cuenta». El equipo de Santo Domingo, con seis miembros, cuenta con alumnos de 3º y 4º de la ESO y de 1º de bachiller.
En Bilbao les acompañarán los diez miembros de Jerolego, del IES Jerónimo González de Sama, que obtuvieron la mejor valoración en la presentación de proyectos científicos con un estudio sobre el envejecimiento celular y la aparición de enfermedades relacionadas, como el cáncer.